El líder del Frente Polisario enturbia las relaciones entre España y Marruecos
Tras una visita previa a Argel, donde no pudieron poner solución a sus complicaciones médicas tras contraer el coronavirus, el líder del movimiento por la liberación del Sáhara Occidental, Brahim Ghali, terminó por recurrir a los servicios sanitarios en un hospital de Logroño. Si hacía unos meses el rey de Marruecos, Mohamed VI, cancelaba sus reuniones con el presidente Pedro Sánchez tras las declaraciones del ex-vicepresidente Iglesias sobre la autodeterminación del Sáhara Occidental, hoy la relación con España vuelve a atravesar algunos baches. Marruecos destapa la localización y el estado de salud del líder del Frente Polisario.
El líder saharaui, investigado desde la Audiencia Nacional por repetidas violaciones a los derechos humanos y crímenes de guerra, suplantó su identidad para poder entrar a España. Bajo el nombre de Mohamed Benbatouch de nacionalidad argelina, Brahim permanece todavía ingresado "por razones estrictamente humanitarias" cómo señalan desde el Gobierno español. Un enigmática ingreso al país que resulta contraproducente para las autoridades marroquíes que achacan la acogida del saharaui en España como deplorable. Son varias las respuestas que exigen desde el reino alauí y así lo ha hecho notar el Ministro de Exteriores marroquí al citar a una reunión a Ricardo Díez-Hochleitner embajador español en Rabat. Desde España, Marlaska teme el enfado de Rabat, un socio estratégico en la regulación migratoria de África a Europa.
Todo esto ocurre en un momento de tensión para el conflicto del Sáhara Occidental. En sus últimas declaraciones, Donald Trump reconocía oficialmente su apoyo a la propuesta planteada por Marruecos: autonomía para el territorio saharaui siempre y cuando esta resida bajo la soberanía marroquí, provocando que el ministro de Exteriores argelino, Sabri Bukadum, se posicionara en contra. A pesar de que 82 países reconozcan el Sáhara Occidental como un estado independiente, muchos otros destacan que la resolución debe de ponerse en manos del Derecho Internacional y a través de instituciones como Naciones Unidas o la Unión Africana.