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Editorial: Un error histórico
Un viernes por la tarde, de forma unilateral y sin una comunicación formal, el gobierno de España ha cometido una de las mayores injusticias históricas: el reconocimiento del plan de Marruecos para el Sáhara Occidental. La decisión del presidente, Pedro Sánchez, ha tomado a todos por sorpresa y supone el mayor error a todos los niveles: histórico, moral, político, legal y económico.
La entrega a Marruecos del Sáhara Occidental no hace sino aceptar una invasión de un país soberanosobre otro comenzada hace ya 46 años con la Marcha Verde. Es la aceptación del control por la fuerza de un régimen autoritario al que le ha valido la presión. Tan solo unos días antes, Sánchez criticaba eso mismo con respecto a la invasión rusa de Ucrania. Hoy, lo acepta y sucumbe al chantaje marroquí. La decisión no solo es sorprendente, sino contradictoria. Hace poco más de un año se acogió al líder del Frente Polisario, Brahim Gali, a escondidas para darle tratamiento médico. Esa muestra de solidaridad con el pueblo saharaui en medio de la guerra con Marruecos queda completamente diluida y, con ella, la reputación de España en el plano internacional. ¿Quién va a querer confiar en un país que cambia de principios así de rápido? Los periodistas con información hablan de que la guerra de Ucrania ha podido precipitar la situación al no querer tener dos frentes, pero esto es también contradictorio. En el momento en el que más depende España de Argelia para el gas, aliado de la causa saharaui, va y le da un portazo a sus legítimas aspiraciones. El gobierno cree que comprando más energía se callarán, pero el gobierno argelino ya ha llamado a su embajador a filas y tiene a muchos países en busca de su preciado gas. Una decisión emocional que lleve a cortar el gasoducto dejaría a España en una situación crítica por la declaración. La decisión que viene supuestamente refrendada por un acuerdo tácito, que no firmado y explícito, sobre el control de fronteras, la soberanía de Ceuta, Melilla y las aguas de las islas Canarias. Tras más de un año jugando con vidas de menores lanzados al mar, de chantajes económicos y de proclamas expansionistas, ¿cómo se fía el gobierno de que no se volverá a desdecir Marruecos? Tras décadas de saltos a la valla de Ceuta y Melilla sin solución, ¿qué hace pensar al gobierno que Marruecos no seguirà utilizando vidas humanas en la frontera para pedir más y más? Claudicar ante el rey marroquí no ofrece garantías de nada. Esta decisión, unilateral y sin consultar a otros partidos políticos españoles, rompe de pleno con la legalidad internacional establecida en el alto al fuego de 1991. España se desmarca de las Naciones Unidas y el referéndum de independencia de su colonia pactado para el territorio del Sáhara Occidental. Pero más allá del plano legal, económico o el efecto para España, este error es histórico. El Sáhara Occidental sigue siendo la única colonia pendiente de independencia. La Unión Africana reconoce a la República Árabe Democràtica Saharaui como Estado Miembro y ante la comunidad internacional España tiene el deber de garantizar esa independencia al pueblo saharaui para reparar el daño e injusticia colonial. ¿Se imaginan que Reino Unido aceptara que Kenia controlara Uganda? ¿O Francia aceptara la invasión de Costa de Marfil a Burkina Faso? La decisión de Sánchez, ya adelantada por el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero en 2008 y tras años de inacción del gobierno español, marca un antes y un después en la política exterior española. Esto tendrá efectos no solo con Argelia, sino también con muchos otros países cuyos movimientos de liberación africanos quienes consiguieron su legítima independencia y ven ahora como una potencia colonial se la arrebata a un pueblo hermano.