Golpe de Estado en Sudán
¿Qué ha pasado?
La junta militar que co-presidía la transición a la democracia ha depuesto al gobierno civil, frenando en seco las aspiraciones de los sudaneses de libertad. El primer ministro, Abdalla Hamdok, así como varios ministros civiles del Ejecutivo han sido arrestados. Abdel Fattah al-Burhan, el general que encabezaba el Consejo Soberano de Sudán, órgano civil-militar que coordinaba la transición, ha anunciado la disolución del gobierno, del mandato que presidía y de varios artículos de la constitución, declarando efectivamente el estado de alarma.
El golpe de Estado militar viene dos años y seis meses después de la caída del exdictador Omar al-Bashir, depuesto en abril de 2019 tras la revolución ciudadana pacífica. Al-Bashir estuvo treinta años en el gobierno y tras su salida una serie de militares acordaron una hoja de ruta hacia la democracia de la que ahora reniegan.
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¿Qué motivos hay detrás del golpe?
La incapacidad militar de aceptar una cada vez más próxima retirada del poder se ha unido con la falta de mejora en la vida diaria de los sudaneses. Ya en febrero de este año hubieron protestas en varias ciudades por el incremento del coste de vida ante una inflación galopante y la falta de dinero físico en el país. El encarecimiento de los ingredientes para hacer pan fue uno de los principales motivos así como lo fue en 2019 para comenzar las protestas que acabaron con Al-Bashir.
En octubre, las protestas se intensificaron y dieron pie al cierre del Puerto de Sudán, lo que hicieron temer falta de productos básicos como medicinas, trigo y combustible.
¿Se veía venir el golpe militar?
Sí. Las protestas de las últimas semanas a favor de los militares, con una sentada en frente de la sede del Consejo Soberano, hacían indicar que estos estaban preparando el terreno para un asalto al poder. La semana pasada defensores de la democracia salieron a protestar para anticiparse a lo que consideraban un golpe inminente, como así ha sido.
¿Cuál ha sido la reacción en Sudán?
Tras el golpe varios protestantes de ambos bandos, a favor del régimen militar y en defensa de la democracia, han salido a las calles. Ha habido reportes de disparos de las fuerzas de seguridad a los pro-democracia y varios heridos, sin un número por confirmar. El primer ministro depuesto, Hamdok, ha pedido a la ciudadanía que salga a la calle a defender la revolución de forma pacifica.
¿Y la de la comunidad internacional?
Estados Unidos, la Unión Europea, la Unión Africana, La Liga Árabe y hasta la ONU han condenado totalmente el golpe de Estado y han demandado a los militares que vuelva el gobierno de transición y la hoja de ruta a la democracia. El presidente francés, Emmanuel Macron, también ha reiterado su apoyo a la transición y condenado el golpe.
Por el momento no ha habido declaración oficial de cortar relaciones, suspensión de membresía por parte de la Unión Africana o sanciones económicas.
¿Era Sudán una democracia?
No. Sudán iba camino de sus primeras elecciones democráticas, previstas para 2022. En 2019 se llegó a un acuerdo de un gobierno de transición de tres años entre la junta militar y el partido Fuerza para la Libertad y el Cambio (FCC, por sus siglas en inglés).
¿Cuál era el historial del gobierno de Hamdok?
Desde su llegada, Sudán ha empezado a cambiar su cara dentro y hacia el exterior. En el plano nacional, el gobierno de Hamdok llegó a un acuerdo con el grupo rebelde Frente Revolucionario de Sudán, incorporando a varios miembros a su gobierno y retrasando un año más hasta 2023 las elecciones.
En la esfera internacional Sudán llegó a un acuerdo con el gobierno de Donald Trump para que Estados Unidos retirase al país de la lista de naciones que apoyan al terrorismo y, consecuentemente, levantara las sanciones económicas. A cambio, Sudán se comprometió a pagar 355 millones de dólares de reparación por los atentados a las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania de 1998 y a reconocer a Israel y establecer relaciones diplomáticas.
¿Cuándo estaban previstas elecciones?
Las elecciones inicialmente estaban previstas en 39 meses, para 2022, pero tras el acuerdo con el Frente Revolucionario de Sudán se acordó alargarlas un año más con el objetivo de asegurar el proceso e incluir a cuantos más actores posibles en él.
El general Al-Buhran ha asegurado tras el golpe de Estado que las elecciones se celebrarán en julio de 2023, intentando lanzar un mensaje de calma y continuidad.
¿Qué puede ocurrir de ahora en adelante?
El futuro es incierto. La sensación es que el pueblo sudanés no apoya que los militares tomen el poder y se han cansado de aceptar su liderazgo. Las protestas masivas en favor de la democracia en varios puntos del país hacen augurar que el gobierno militar no tiene el apoyo ciudadano y tiene pocas opciones de durar mucho tiempo.
En este sentido, será clave la presión ciudadana para asegurar que se retome la transición, así como el papel de la comunidad internacional no cediendo ante la promesa de elecciones en julio 2023 de los militares.
Si las protestas siguen y los militares no dan su brazo a torcer, en el peor de los casos este golpe de Estado podría sumir a Sudán en una inestabilidad continuada en el tiempo. En el mejor de los casos, la presión ciudadana hará caer este nuevo intento de gobierno militar o, al menos, hará retroceder a los generales en sus intenciones, volviendo a la senda de la transacción a la democracia.
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