Un lápiz sostenible para concienciar contra la deforestación forestal en la educación infantil
✏️🇰🇪 MoMo Pencils es una empresa keniana que crea lápices sostenibles con papel de periódico reciclado con los que busca concienciar contra el cambio climático entre la infancia.
¿Cuánto crees que se tarda en hacer un lápiz como el que tienes en la mano? Depende de cuándo le preguntes a Rashid Omar y Mahamud Omari. Hoy en día han perfeccionado la técnica y no tardan ni cinco minutos, pero les llevó casi tres años poder fabricarlos.
En este vídeo puedes ver el proceso desde cero, pero si quieres conocer la historia de cómo dos hermanos idearon MoMo Pencils, una empresa que crea 1,5 millones de lápices sostenibles con papel de periódico reciclado cada mes y tiene pedidos por todo el globo, desde Kenia a Ruanda, Sudáfrica y Egipto pasando por Estados Unidos, Reino Unido, Portugal y ahora, España.
Esta es la historia de unos hermanos que querían emprender y dejar un legado positivo a sus hijos y acabaron creando una empresa de lápices sostenibles, hechos con papel de periódico, que son una referencia en Kenia y un alegato por la educación medioambiental.
Un proyecto generacional
Mahamud Omari había estado trabajando toda la vida en el departamento de marketing de una multinacional, pero ya entrado en sus cincuenta, quería dejar un legado. Se unió con un compañero, Mohamed Fadhil y vieron que había una oportunidad en el sector de la manufactura. “Es un sector al alza y queríamos dejarle algo tangible a nuestros hijos y nietos”, dice de camino a la fábrica en Machakos, Kenia. Ambos sabían que querían una idea que no implicase demasiados gastos de inicio ni necesitase maquinaria excesivamente pesada, pues no tenían ni el espacio de una fábrica.
Fue Mohamed quien un día le dijo algo así como: “¿Y si hacemos lápices reciclados con papel de periódico?” En un mundo cada vez más digital, innovar creando una empresa de lápices parece ir contranatura, pero tenía mucho sentido. En Kenia hay más de 10,3 millones de niños en edad primaria repartidos en 32,594 colegios. Demanda habría ya solo con el sector de la educación, pero es que encima se podrían hacer también para artistas, empresas y más.
Visto el potencial, el material es bastante sencillo: papel de periódico reciclado, agua, pegamento y grafito. Todo está en Kenia de manera barata, excepto ese último, que haría falta importarlo de China, además de dos pequeñas máquinas rudimentarias, sin gran tecnología ni coste, una para hacer el cilindro de los lápices y otro para prensarlo. Se pusieron a hacer cálculos y tenía sentido.
Así es como comenzó MoMo Pencils, una empresa sostenible que viene del inicio del nombre de Mohamed y las siglas del otro de sus fundadores. Tardaron tres años en poder sacar el primer lápiz al mercado. Primero tuvieron que ir a China, aprender el método, comprar las máquinas e ir haciendo pruebas. Al principio solo sacaban unos diez lápices al día, algo insostenible. Ahora ya han dado con la tecla.
En total utilizan 100 litros de pegamento, otros tantos de agua y 200 kilos de papel de periódico reciclado para hacer 1,5 millones al mes de media. Con una página doble hacen tres. Y así, todos los días. Pero la sostenibilidad empresarial es solo una de las patas de este lápiz.
Un mensaje ecológico y educativo
“Aparte del negocio, queremos ofrecerles a los niños un valor añadido”, dice Omari. Cada año se talan hasta 15,3 millones de árboles para poder hacer lápices. Con una natalidad alta, como es el caso de Kenia y muchos de los países africanos, una mayor demanda incluiría un desastre climático.
Es por ello que para MoMo Pencils la concienciación sobre la educación y la ecología van de la mano con la idiosincrasia de la empresa. Hace unos años comenzaron el proyecto Hope for Literacy –Esperanza por el Alfabetismo– para donar lápices a aquellos con menos recursos y asegurarse que ningún niño se queda sin un lápiz.
En esos colegios, contribuyen plantando árboles de distintas frutas como aguacates y mangos para asegurar que los niños tenían algo que comer en el colegio. Ahora en 2024 van a dar un paso más recibiendo en su fábrica visitas escolares y para dar charlas y poder educar desde una edad temprana en cuidar la naturaleza.
“Queremos hacer una defensa del medio ambiente”, asegura Omari. “Con un lápiz podemos cambiar el mundo, quién sabe si formar a un futuro presidente. Todo empieza con un lápiz y si por cada lápiz plantas un árbol, cambias el mundo”, concluye.